El
término “mindfulness” puede
entenderse como atención y conciencia plena, presencia atenta y reflexiva en
referencia a un momento concreto. Consiste en centrarse de forma activa en el
momento que se está viviendo (en el aquí y el ahora), evitando que la mente
vague sin orientación pasando de una imágenes a otras o de unos pensamientos a
otros, que no tienen que ver con lo que estamos haciendo
“Mindfulness” o “atención
plena” no es más que la práctica de la autoconciencia, del “darnos
cuenta” de lo que estamos haciendo, pensando o sintiendo en determinado
momento. Es una capacidad humana universal y básica, susceptible de ser
entrenada.
Cuando
practicamos “Mindfulness”, aprendemos
a centrar nuestra atención en donde queremos evitando que sensaciones,
preocupaciones, pensamientos, etc., nos distraigan o “nos desenfoquen” de
nuestro centro de interés, consiguiendo un estado de “plena atención” que impide que nuestra mente divague o se deje llevar por la multitud de estímulos a los
que estamos sometidos constantemente.
El “Mindfulness” o “atención plena”, puede ser considerado
como una forma de meditación que, actualmente, sirve de herramienta a muchas escuelas
terapéuticas cuyo punto en común es “el aprendizaje, el entrenamiento y el
control de los procesos atencionales con el objetivo de mejorar la salud, el
bienestar mental, emocional y espiritual de la persona y sus capacidades en
general” (Berdullas, 2007. Entrevista a la Dra. Mónica Rodríguez Zafra en Una mirada sobre la meditación y la
psicología).
Numerosos
estudios han demostrado que la práctica, correcta y constante, de la meditación
(en cualquiera de sus vertientes) contribuye
a mejorar el funcionamiento cognitivo, la actividad cerebral, el bienestar bio –
psicológico (salud física y psicológica) y la efectividad de los tratamientos psicológicos
y/o psicoterapéuticos en los que se incluye.
Los beneficios de
la meditación, además de emocionales y cognitivos, también parecen afectar
positivamente a las estructuras cerebrales, como señalan Lunders y cols.
(2009). Según estos autores, aunque se requieren estudios longitudinales para
ser concluyentes; la meditación a largo plazo, independientemente de su tipo, parece
estar relacionada con:
- Aumento del volumen de materia gris en la corteza orbito frontal, así como en el tálamo derecho y su circunvolución temporal inferior izquierda.
- Aumento del volumen de funcionamiento en el hipocampo derecho.
- Se facilita el control emocional.
Estos
hallazgos, podrían explicar las singulares habilidades y hábitos para cultivar
emociones positivas, mantener la estabilidad emocional, y participar en el
comportamiento consciente, que muestran los meditad
Según
Prieto (2007), “suele haber un antes y un después” entre las persona que se
decidan a practicar la meditación, en cualquiera de sus vertientes, siempre que
dicha práctica se realice correctamente y con constancia.
Para
finalizar, os dejamos la relación esquemática de los beneficios del “mindfulness” propuesta por Lavilla,
Molina y López (2008):
Fuentes consultadas:
- Berdullas, S. (2007). Una mirada sobre la meditación y la psicología. Infocop, 33
- Lunders y cols. (2009). The underlying anatomical correlates of long-term meditation: Larger hippocampal and frontal volumes of gray matter. NeuroImage, 45, 672-678.
- Prieto, J.M. (2007). Psicología de la meditación, la psique de vuelta a casa. Infocop, 33.
- Lavilla, M., Molina, D. y López, B. (2008). Mindfulness. O cómo practicar el aquí y el ahora. Barcelona: Paidós.
- http://medicablogs.diariomedico.com.
- www.coaching10.net (Actividades de formación)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nuestros contenidos se enriquecen con tus aportes. Haznos saber tus inquietudes, opiniones o sugerencias: