26.9.13

Los deberes escolares: un tema controversial.

Comienza el nuevo año escolar y los deberes/tareas escolares vuelven al tapete. La controversia acerca de su conveniencia y valor educativo se mantiene a nivel mundial. Profesores, padres e investigadores muestran posturas encontradas al respecto.

Mientras algunos investigadores en pedagogía argumentan que el trabajo que asignan los profesores al alumnado para ser realizado fuera del aula y de la jornada escolar tiene una eficacia nula o escasa, porque:
1. Casi siempre es realizado con ayuda externa (familiares, compañeros o profesores de apoyo).
2. Supone una sobrecarga de trabajo para un alumnado fatigado por la jornada escolar, y,
3. Genera y una pérdida de tiempo para el profesorado al tener que corregirlo.

Otros estudiosos del tema, sin embargo, consideran que las tareas escolares son beneficiosas ya que permiten:
1. Inculcar hábitos y actitudes relacionados con la capacidad de trabajar por cuenta propia
2. Formar sentido de responsabilidad por el aprendizaje, autodisciplina y habilidad para el manejo del tiempo
3. Desarrollar iniciativa, gusto por el estudio e independencia para resolver problemas
5. Sirven a los profesores como instrumento para conocer mejor a sus alumnos y así, poder impulsarlos a trabajar de acuerdo con sus capacidades, detectar sus debilidades y trabajar en ellas, incentivarlos a desarrollar su creatividad y orientarlos en la planificación y organización del trabajo individual y grupal.
6. Involucran a las familias en las actividades educativas que desarrolla la escuela y promueve su participación en ellas.

La experiencia docente personal, adquirida después de muchos y maravillosos años dentro de las aulas de los diferentes niveles educativos me inclina a considerar los deberes convenientes siempre y cuando cumplan ciertas características básicas:

1. Su finalidad debe ser el refuerzo del aprendizaje adquirido en el aula, su ampliación; aplicación o transferencia a otros contextos. En algunas ocasiones, las tareas pueden utilizarse como aproximación a nuevos contenidos a desarrollar en el aula (estimulo a la investigación, el descubrimiento o la curiosidad, entre otros). Es recomendable que los alumnos conozcan de antemano el objetivo de la tarea, especialmente cuando esta va a ser considerada una actividad evaluativa.

2. Su dificultad y extensión debe ser adecuada a la edad, el nivel de desarrollo/evolutivo y las competencias adquiridas por los alumnos. “Estudiar” no es la única tarea que realizan los niños. La diversión, la actividad física y hasta “el no hacer nada” (léase tiempo para estar consigo mismo) son imprescindibles en todas las edades, por tanto, los deberes no pueden ocupar todo el tiempo extraescolar de los alumnos. Una buena forma de estimar el tiempo de dedicación a los deberes escolares es la utilización de “la regla de los diez minutos” propuesta por Harris Cooper; psicólogo, profesor e investigador de la Universidad de Duke (Estados Unidos). Según esta regla, los niños a los 6 años comienzan dedicando 10 minutos diarios a los deberes y cada año van sumando 10 minutos más. Hasta el segundo grado no deben dedicar más de 20 minutos diarios a estas actividades y entre 3º y 6º grado entre 30 y 50 minutos.

3. Deben ser planteadas claramente y con precisión.

4. Deben ser motivantes e interesantes para los alumnos; despertar su curiosidad y gusto por aprender. Las tareas que permiten a los niños demostrar sus talentos propios y las que los hacen enfrentarse a retos tienden a ser bien recibidas por ellos y no representan una sobrecarga.

5. “Las tareas son para los alumnos”. Si bien es cierto que la familia puede “ayudar”, las tareas no son para ellos. Es importante que los alumnos aprendan a resolver problemas. Si hacemos las tareas de los chicos ¿Cómo pueden darse cuenta de las cosas  que deben mejorar, de lo que no comprenden, de lo que necesitan practicar?

6. Siempre, siempre, siempre deben ser corregidas. La corrección oportuna es la mejor forma de mostrar respeto, reforzar y valorar el trabajo de los alumnos (Así enseñamos valores). El tiempo dedicado a la corrección puede ser muy valioso tanto para los alumnos como para los profesores. La corrección de trabajos en grupo, de forma participativa, colaborativa y/o co-evaluativa tiende a ser más enriquecedora ya que aporta información a todos para mejorar la dinámica de las clases, el aprendizaje, las relaciones interpersonales y el ambiente de trabajo. También permite descubrir talentos/habilidades desconocidos hasta el momento.

7. Nunca, nunca, nunca deben reemplazar las clases o ser utilizadas como castigos. El aprendizaje debe asociarse con disfrute, diversión y utilidad; nunca con una situación aversiva como el castigo.

8. Las vacaciones y días festivos  son días de descanso para todos, alumnos incluidos. Colocar tareas adicionales en estos períodos no aporta mayores beneficios al aprendizaje e incluso pueden ser contraproducentes.

Si tomamos en cuenta estas sugerencias, no cabe duda que los deberes tendrán valor educativo y beneficiaran los procesos de aprendizaje de los alumnos. ¿Estás de acuerdo …o no? Comparte con nosotros tu opinión

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