El pianista británico Paul Barton es el protagonista de este gesto. Barton trasladó un piano hasta Elephantstay, un albergue, sin fines de lucro, ubicado en montañas de Tailandia, a una hora de Bangkok; que sirve de refugio a elefantes heridos, viejos o discapacitados.
Una vez ahí, Burton se ha dedicado a regocijar a los animales tocando para ellos distintas piezas, entre ellas la Sonata para piano No 8 de Beethoven o alegres sesiones de jazz. Los elefantes parecen agradecer la iniciativa de Barton, la cual más allá de su risueña extravagancia, representa en sí una inspiradora invitación a compartir lo que tienes, por ejemplo tu talento para la música, con aquellos que lo necesitan, en este caso elefantes maltratados.
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